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el ritmo que nos mueve

texto bomba

texto bomba El autor siempre busca fulminar al lector. Es así que se convierte en presa, en la víctima de una persona que no hace más que expresar, compartir y aniquilar.
Mis textos preferidos son los textos bomba. Estos textos están en cualquier lado y no son predecibles. De pronto te encuentras sumergido en su lectura y empiezas a descifrar las conexiones que te harán estallar. Estos escritos te atrapan, y una vez que te limitan en el lugar y espacio, no queda más que esperar la inminente descarga de la última oración. Siempre hay un punto donde el arma se prepara, donde la mano del autor esta lista para jalar del gatillo y ¡pum!, fulmina al lector. Los textos bomba explotan al final, y sucede si el lector lo permite (las explosiones acomodan las ideas, organizan ciertas partes irresolubles para convertirlas en funcionales, y así, las descargas cada vez constantes se van volviendo parte de nuestra formación como escritores, como lectores, como personas.)
El escritor tiene la obligación de advertirle al lector, que probablemente al terminar de leer, se encontrará en otra parte. Argumentarle que no volverá a ser el mismo cuando haya acabado. Y terminar diciéndole: ¿te arriesgas?

2 comentarios

josue -

Coincido contigo: el escritor no debe de ir con la intención de cambiar la vida de nadie, pero es probable que si una idea suya ha modificado algo en él, lo haga de igual modo con otra persona. Y si esto sucede, es cuando ocurre el estallido.

marian -

Creo que uno como escritor no puede ir con la idea de que le cambiará la vida a nadie. Se la cambia uno mismo, si bien va. Para bien o para mal.
pero coincido en que es fascinante observar en qué momento el escritor carga el gatillo y da en el blanco.